Desayunando evidencias, percibiendo un leve aroma de saliva, remojando esas ganas en lo más profundo del café con leche que inunda mi garganta…
Éramos, fuimos, estuvimos, andábamos, pabasamos, mordíamos, gritábamos, jugábamos, gemíamos, y toda esa conjugación pretérito imperfecta de inconexiones nuestras; que hoy me invitan a simular una inocencia vulgar frente a tu cadáver.
Puedo ver mi reflejo sobre el pan y no me dice nada. Todas esas miradas crujientes tuyas, ya se me atascaron en el estómago, ni el queso, ni tu pescueso; han servido para frenar estos impulsos suicidas de mi cuchillo: sin embargo no los morderé más.
Dice la master: azúcar morena por favor!
Buen Provecho
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